No perdonar equivale a ingerir veneno y esperar que el otro sucumba.

En tiempos remotos, los carceleros se encargaban de la vigilancia constante de los reclusos, y aquellos que lograban escapar pagaban con su vida. En la actualidad, cuando nos negamos a perdonar, nos convertimos en esos carceleros, pero nuestro deber es permanecer en un constante estado de vigilancia, sin descanso alguno, lo cual conlleva un gran peso.

Lo lamentable es que, en ocasiones, la persona que nos causó daño posiblemente ni siquiera se haya percatado de ello, mientras nosotros llevamos ese veneno dentro de nosotros, dañándonos y siendo incapaces de asimilarlo.

Hoy deseo compartir contigo lo que ha funcionado para mí y también para todas las personas con las que he trabajado:

  1. Confrontar lo sucedido.

No debes postergarlo, ya que el veneno te intoxica a ti, no a la otra persona. A menos que sea necesario o posible, tal vez la persona ya no esté presente en este mundo o no la veas con regularidad, pero puedes enfrentarla y plasmar los hechos por escrito.

  1. Liberarlo.

De acuerdo a tus creencias personales. Para mí, implica entregárselo a Dios, pero cualquier método en el que creas está bien. No estoy abordando el tema de la religión en este contexto, pero debes liberar y dejar ir el resentimiento físicamente, liberándolo de la cárcel de tu corazón.

  1. Recientemente, he descubierto una técnica "celestial" que he realizado en mis terapias y funciona muy bien: cierra los ojos e imagina que colocas a esa persona en un globo aerostático; luego, lo sueltas y observas cómo se eleva y se aleja hacia el cielo, muy, muy lejos.

  2. Al perdonar, rubricas ese acuerdo, sellando el pacto del perdón. Aunque posteriormente quemes o descartes ese papel, no importa. Algo importante e inexplicable ocurre cuando llevas a cabo este acto.

Te darás cuenta de que has perdonado cuando recuerdes el incidente y ya no te cause dolor, permitiéndote amar a la persona. Esto no implica que ahora serán amigos, pero encontrarás paz al pensar en esa persona o al verla.

 

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